Noticia publicada por Diario Época
Si había una voz que podía perfumar de dulzura y emociones desde el sentimiento puro de la obra poética de Julián Zini era el canto de Rosita Leiva, amiga del cura poeta y cantor, con quien compartió por alrededor de dos décadas el reconocido conjunto "Neyke Chamigo". Se conmemora hoy tres años del fallecimiento del "Chamamecero de Dios" y el mundo del chamamé lo recuerda con nostalgia, abrazando su enorme legado cultural que quedará sembrado para siempre en el corazón de su pueblo.
"Verde mapa de Corrientes por seis ríos abrazado y un colibrí enamorado levando la roja flor de una silencia de amor que es esa sangrante herida de mi gente y de su vida que me hizo cura cantor", soltó envuelta de sensaciones su gran amiga y compañera artística, "Rosita Leiva". En diálogo con época, la artista que ahora integra el proyecto "Chamameceras" junto a su hija Esperanza Cáceres, recordó a Zini como una persona sumamente alegre y generosa.
"Sin duda que en estos días anda dando vuelta por la cabeza y el corazón este amigo querido, al cual le queremos recordar porque eso hacen los amigos", expresó mirando al cielo como hablándole a él. Con una sonrisa encendida, Leiva agregó que a Zini hay que recordarlo como un hombre coherente con lo que hizo y disfrutar sus obras con el corazón.
"Me vienen tres o cuatro palabras que me ayudan a sintetizar a este cura cantor, como él se decía. Que habló de la vida, de su gente, de los más necesitados, de los más pobres. Esa sangrante herida, como él decía, acá de su pueblo, fue el motivo que lo llevó a ser cura cantor; y la primera palabra que se me viene para celebrar esta recordación a Julián es la coherencia", refirió la chamamecera.
A esto continuó: "Siempre lo ha dicho Julián que fue un hombre profundamente coherente. Lo que decía, vivía ¿no es cierto? Y vivía de acuerdo a su palabra, a su palabra canto, a su prédica. Un hombre sin revés, sin vueltas, eso era Zini". Con palabras emotivas, la voz de Neyke Chamigo extendió el concepto. "En estos tiempos difíciles, me parece que es un espejo donde sería bueno que nos miráramos. La coherencia, la palabra, el valor de su palabra".
No es fácil describir a un artista que tuvo como grandeza transmitir a la perfección el sentimiento más genuino del pueblo chamamecero. Sin embargo, "Rosita" Leiva tiene palabras precisas que ayudan a comprender todo aquello que tenía Zini para dejar como herencia la exquisitez de sus obras.
"Lo otro que siempre admiraba de él era su profunda alegría. Julián era un hombre sumamente alegre, uno no podía estar cerca de él sin reírse de algo, porque él tenía sus ocurrencias y así transmitió todos sus saberes", explicó Leiva. La referente del chamamé agregó que por esto debe ser que caló muy hondo en el corazón de la gente".
A esto sumó que "quienes pudimos estar y compartir la vida con él, también podemos destacar su enorme generosidad, todo lo que sabía lo compartía; lo que tenía lo compartía; lo poco o mucho como decía él. ‘Si yo tengo algo de más, ya no es mío, no me pertenece, es de otro que está necesitando" así era Julián", comentó su amiga.
A esto contó una tercera palabra que ayuda a describir un poco todo lo que generó Zini en el chamamé y en la gente y fue "la humildad", expresó con contundencia. " Eso extraño mucho de él y también otros amigos, porque era un hombre que siempre estaba creando, haciendo cosas. Pero se hacía tiempo para juntarse con sus amigos más cercanos y ponía a disposición su creación", recordó Rosita.
Como si fueran sus discípulos, no desde la religión sino desde la poesía y la música, Zini siempre esperaba la aprobación de sus amigos en cada obra que proponía. "Le interesaba saber qué pensábamos, qué decíamos, cómo sonaba esa poesía, esa palabra, en sus cosas. Siempre nos preguntaba: ¿qué piensan?".
A esto Leiva agregó a modo de anécdota: "Una vez nos dijo "si mi gente no entiende lo que escribo, lo que digo, si no le llega a nuestra gente, a nuestro pueblo, entonces no sirve", sostuvo soltando una hermosa sonrisa.
Para ser un gran compositor, sobre todo del sentimiento de un pueblo, además de conocedor hay que ser un buen escucha, y eso tenía Julián Zini. En esto Leiva también estuvo de acuerdo y expresó: "Él siempre tenía un oído en la gente y el otro en el Evangelio", dijo Leiva y añadió: "Por eso no murió, Julián sigue vivo en su pueblo más que nunca".
Por último, expresó que "no tengo más que el corazón agradecido porque pude vivir en su tiempo y como siempre le decía ‘gracias por elegirme para cantar’ y siempre estaré agradecida. Dios nos dio la posibilidad de vivir en el tiempo en que vivió usted, este hermano querido, este hermano mayor".
Fue un juglar de nuestro tiempo, vivió su palabra y estuvo siempre con su pueblo, Julián Zini rescató los valores y la sabiduría que aún guarda la gente de la región como parte de su identidad.
Por ello, a tres años de su desaparición física, se presentará el videoclip del último chamamé que escribiera antes de su partida, denominado "Puesta de Sol" y compuesta por Sebastián Sheridan y Oscar Mambrin.
El homenaje será hoy, a las 21, en el auditorio del Banco de Corrientes que lleva su nombre (Benjamín de la Vega 1699).
Así también se proyectará el último capítulo de la serie documental "Chamamecero, nuestra manera de ser" inspirada en sus investigaciones.
Por supuesto que no podrá estar ausente la música, en el que juntos, como pueblo, podremos emocionarnos y recordarlo cantando. La entrada será gratuita, pero con cupos limitados. Para participar deberán inscribirse a través de un formulario web.