Un viaje donde el chamamé cruzó fronteras, llevando emociones y cultura argentina a cada escenario. Así vivieron la gira por Estados Unidos integrantes de Los Alonsitos. "Fuimos con el corazón lleno de orgullo, representando no solo a nuestra Corrientes, sino también a Argentina", señaló Ariel Báez.

El músico dijo que el primer concierto fue muy especial: tocamos en la Embajada Argentina en Washington, invitados por el Embajador. Una noche cargada de emoción, en la que compartimos nuestra música con compatriotas y amigos de otros países, en un espacio que nos hizo sentir como en casa, en pleno corazón de la capital estadounidense.

Luego participaron en la previa del Festival Argentino en USA, en un encuentro con productores, empresarios, sponsors y periodistas. Fue una instancia clave para acercar el chamamé a nuevos públicos y para tejer redes que permitan seguir difundiendo nuestra música en el exterior.

El momento central llegó con nuestra actuación en el Festival Argentino en USA, que se realiza en el Auditorio Kenmore de Arlington, Virginia, cruzando el río Potomac. Allí vibramos junto a cientos de personas que corearon y bailaron nuestros chamamés. "Ver cómo nuestra música genera ese vínculo, incluso lejos de casa, es algo que nos sigue conmoviendo en cada gira", dijo a época.

Después llegó el turno de Nueva York, donde tocamos el 5 de junio en el Teatro de Asturias, en Queens, un escenario cargado de historia y de emociones para la comunidad latina en la ciudad.

Finalmente, cerraron la gira en New Haven, Connecticut, con otro recital que nos dejó el corazón lleno. "Cada aplauso, cada sapucay que resonaba desde la platea, nos reafirma que el chamamé es un lenguaje universal, capaz de emocionar en cualquier rincón del mundo", expresó Báez quien agregó: "Volvemos a casa con la certeza de que el chamamé sigue abriéndose camino en el mundo, que nuestra identidad musical tiene un lugar en los grandes escenarios internacionales, y con el compromiso renovado de seguir llevándola a cada lugar que podamos.




Fuente: Diario Época